martes, 27 de julio de 2010

LA CULTURA POR LOS SUELOS.

En todas las casas cuecen habas, y en la mía a calderadas. Eso se puede decir en España a lo largo de la historia de su cultura. Evidentemente, en todos los países se ha ignorado la cultura mientras sus creadores vivían y tuvieron que transcurrir muchos años, incluso siglos, para que fuera reconocida su obra.

Y parece que no hemos escarmentado. Porque la cultura no es cuestión de la política de una ministra más o menos acertada, sino cuestión de gestión. Y eso es lo que falta en España, que por una gestión pésima la Cultura se está convirtiendo en cultureta.

La gestión de nombramientos en la Biblioteca Nacional, no puede haber sido más desastrosa. Tras el educado cese por el acertado ministro César Antonio Molina de Rosa Regás como directora de la entidad, Milagros del Corral se encargó de poner orden en el desafuero que había creado Regás, que incluye la substracción de algunos valiosos documentos por parte de algún mal nacido. Los usuarios de la Biblioteca notamos enseguida la impecable gestión de Milagros del Corral que ahora sale de la dirección ninguneada por González – Sinde.

Y ahora la ministra arremete de nuevo contra las cadenas privadas de televisión por su poco interés en invertir en la producción de cine español. González – Sinde ignora que la anterior Ley de Fomento de la Cinematografía, que obliga a las privadas a financiar películas españolas, está sentenciada por el Supremo a favor las privadas y pendiente del fallo del Constitucional.

Ignora que en los diez últimos años las privadas han inyectado más de 800.0000 euros a la cinematografía nacional, y gracias a eso se animó la taquilla, lo que no consiguió la subvención oficial.

Y también arremete González – Sinde contra las privadas porque quieren tener beneficios sin tener en cuenta al cine. Ignora la ministra que los inversores de las privadas, como todos los inversores, ponen su dinero en un proyecto empresarial para obtener beneficios, y cuanto más pingües mejor. Otro tema es que los señores inversores quieran voluntariamente y sin presiones obtener esos beneficios responsablemente, realizando con una parte de ellos la acción social, cultural, artística o cinematográfica que deseen. De hecho, algunas de estas cadenas están invirtiendo grandes cantidades de euros en acciones en beneficio de la sociedad.

Mientras González – Sinde siga pensando que el cine es La Cultura, ésta estará por los suelos. ¿No teme el cese ignominioso que a todo político estremece?