martes, 2 de agosto de 2011

LA POLÉMICA DE LA JMJ MADRID 2011

Madrid, como capital del reino, tiene unas servidumbres que no alcanzan a otras ciudades, tales como desplazamientos internos de casa real, presidente y miembros del gobierno, visitas oficiales de otros jefes de gobierno, etc. Esto supone unos gastos extraordinarios que soportan, fundamentalmente, las arcas municipales. No en vano los distintos alcaldes han venido reclamando una ley de capitalidad que alivie al ayuntamiento capitalino de esos gastos que poco aportan a los madrileños.

Algunos de estos gastos pueden considerarse inversiones si aportan algún beneficio a la ciudad, como pueden ser las visitas de jefes de estado de grandes naciones de las que se hacen eco los medios de comunicación del país de origen y que añaden imagen a Madrid.

No otra es la intención del actual consistorio con la presentación, por tercera vez, de la candidatura de Madrid como sede olímpica, cuya concesión aportaría grandes beneficios.

Últimamente se viene escribiendo sobre el gasto o inversión que supone a las arcas del Estado, de la Autonomía y del Ayuntamiento la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud 2011 con presencia del Papa. Incluso se ha llegado a escribir que ese importe, por tratarse de festejo religioso y más concretamente católico, debiera dedicarse a obra social, como paliar el hambre del Cuerno de África, que como idea o concepto no tiene nada reprochable si no llevará un ápice de crítica ácida hacia la Iglesia católica y el cumplimiento o incumplimiento de sus obligaciones humanitarias y caritativas.

La JMJ 2011 no se ha improvisado y cuenta para su organización con mucho tiempo y miles de voluntarios que realizan su trabajo gratuitamente. Además, desde el principio, cuenta también con multitud de patrocinadores y mecenas con sus correspondientes beneficios fiscales según la cantidad dineraria aportada.

Evidentemente tiene un gasto para las arcas públicas, pero también tiene enormes beneficios para cada ciudad que acoja algún acto relativo a la JMJ. Se espera en Madrid la visita de dos millones de personas que tienen que comer, pernoctar, etc. Esto conlleva unos gastos por parte de esos visitantes que ayudarán, y mucho, a sectores hoteleros y comerciales que, debido a las actuales circunstancias, pasan por una depresión muy importante. En León, por dejar el caso de Madrid, en un polideportivo se alojarán mil quinientos jóvenes que se han costeado sus desplazamientos y se costean, asimismo, su manutención. Serán más de cuatro mil comidas vendidas por los establecimientos leoneses, aunque a precios especiales.

No estaría nada mal que cada año, con motivos espirituales, deportivos, lúdicos o los que sean, visitaran Madrid, o cualquier otra ciudad, dos millones de personas en tan solo tres días. Sería una gran solución para el comercio ya establecido y para los que se establecen temporalmente para estos casos. No olvidemos que sólo los partidos de fútbol de los llamados derby o las celebraciones de ferias y congresos, también incómodos para los madrileños, suponen un porcentaje muy importante de los ingresos de la ciudad.