lunes, 19 de septiembre de 2011

LA NUEVA RECONCIALIACIÓN

Era más que necesario que las aguas volvieran (aparentemente) a su cauce y que amainara (de momento) el caudal de las torrenteras para arrimarse (aunque no muy de cerca) a la reciente reforma de la Constitución.

Si polémico ha sido el motivo de su reforma, impuesta desde el exterior según se ve, más polémico ha sido el sistema de su tramitación. Hasta el extremo de que sólo el partido en el gobierno y el principal partido de la oposición, en acuerdo extremo, han prestado su apoyo total.

El resto de partidos han tomado posiciones de lo más variopintas. Unos proponían la revisión de la forma de Estado, otros pensaban que debía incluirse el derecho de autodeterminación de ciertas autonomías, e incluso había quien cuestionaba la forma de sucesión a la Corona. Y así hasta mil posiciones.

¿Y ahora? Los temas constitucionales aparcados y los partidos políticos en temas electorales. El melón abierto de la Constitución, como dijo un político nacionalista, se ha cerrado.

Dos hechos evidentes: no hay suceso político tan importante que deba distraer la atención de nadie de tomar las medidas necesarias y urgentes para salir de la crítica y grave situación actual; y la Constitución, aunque se aprobara en refrendo, se hizo en momentos de amplio consenso y circunstancias muy especiales.

Pero el estudio de la Constitución no debe olvidarse, y mucho menos su evolución hacia los momentos actuales. No se debe, pues, aceptar ningún programa electoral que no incluya la formación en las próximas Cortes de una comisión de estudio de adaptación de la Constitución a la sociedad actual.

Y no se habla de modificación inminente, sino de realizar un profundo estudio que conduzca al acuerdo y al consenso. Se evitarán muchas sorpresas.

Sería la nueva reconciliación.

domingo, 11 de septiembre de 2011

ENCUENTRE LAS SIETE DIFERENCIAS

Comenzar esta entrada en el blog da un poco de reparo. Hace ya algún tiempo desde estas humildes páginas se homenajeó en el recuerdo a las víctimas del luctuoso atentado del 11 – M y el correo se inundó de mensajes, a cuál más insultante, indicando que esos hechos debían olvidarse cuanto antes y no removerlos, que la sentencia judicial era su suficientemente esclarecedora como para andar lamentándose de hechos pasados. Hecho pasado, sí, pero en el que perdieron la vida casi doscientos ciudadanos inocentes a manos de no se sabe quién ni con qué motivos.

Y es cierto que el 11 – M ha sembrado tales discordias que en los homenajes celebrados a sus víctimas que en el último aniversario hubo una total discrepancia entre la Asociación de Víctimas del Terrorismo, la Asociación de Víctimas del 11 – M, Gobierno Central, Gobierno Regional de Madrid y Ayuntamiento de Madrid, como poco, llegando a la ridiculez de celebrar muy diversos actos sin pies ni cabeza.

Incluso aquel terrible asesinato fue utilizado con fines electorales en una trágica jornada de reflexión electoral en la que los SMS corrieron de teléfono en teléfono para convocar desdichadas manifestaciones que inclinaran la balanza de las urnas a un partido o a otro.

Suicidio de islamistas en el piso de Leganés, instrucción y juicio nada aclaratorios, pérdida de pruebas, enigmas en el explosivo utilizado… Eso es lo que quedaría del criminal atentado si los familiares y amigos de las víctimas no mantuvieran vivo el recuerdo.

Todo lo contrario ocurrió en el 11 – S. El pueblo norteamericano se unió ante el asesinato más enorme cometido en nuestro tiempo. Nadie cuestionó la gestión que realizó Giulani, alcalde NY. Todo el mundo se unió ante el enemigo común, monstruo de mil cabezas que puede en cualquier momento volver a lanzar el fuego de sus mil bocas. Hoy mismo se están rindiendo homenajes ordenados, dolorosos homenajes, sin división de criterios. Incluso en Madrid, presidido por los Príncipes de Asturias, se ha celebrado un solemne pero sencillo homenaje a las víctimas del 11 –S.

No hace falta ser muy listo para encontrar las siete diferencian entre los dos atentados, a modo de pasatiempo de periódico. Y quede claro: encontrar esas siete diferencias no es un pasatiempo sino la expresión máxima de los siete dolores.

Desde aquí el homenaje a todas las víctimas inocentes del terrible terrorismo.