La situación social que estamos viviendo es, cuando menos y desgraciadamente, muy difícil. La improvisación de los políticos (de todos los políticos) se hace irreconciliable con la sociedad que es, en definitiva, quien para los platos rotos.
La sociedad, como tal y como formada por individuos, está más cerca de la escasez creciente que de las falsas soliciones que aporta el legislativo.
Es imprescindible el acercamiento de todos los estamentos sobresalientes (incluso la Iglesia) a los problemas de la calle, del indivuduo.
De lo contrario, todos se encontrarán sin aplaudidores espontáneos y ofiales.
No necesitamos turbulencias y sobresaltos. Necesitamos soluciones nacidas del consenso y el diálogo.
sábado, 28 de noviembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario